Muy buenos días a todos, para la División Académica de
Ciencias Sociales y Humanidades y, en especial para quienes somos parte de la
carrera de sociología de esta división, es un enorme gusto contar con su
presencia, estamos; como ya lo saben, celebrando treinta años de existencia de
nuestra licenciatura en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco y, nos
encontramos al igual que cuando iniciamos: impulsando con pasión un oficio
dinámico, complejo y profundamente humanista como lo es el oficio del sociólogo.
La sociología en Tabasco como en México es una disciplina
relativamente joven, existen antecedentes de
trabajos de tipo sociológico publicados desde finales del siglo XIX y
durante la primera mitad del siglo XX; algunos de ellos escritos por mexicanos
destacados, otros producto del esfuerzo de los españoles que llegaron
expulsados por el régimen fascistoide de Francisco Franco y en su calidad de
exiliados fundaron la Casa de España en
México, institución que habría de convertirse en el actual Colegio de México.
En estos años, ese valioso grupo de
españoles inició también una titánica labor editorial que por fortuna se conserva hasta nuestros
días: El Fondo de Cultura Económica.
Aún con esos antecedentes, la sociología no logra
institucionalizarse en el país como disciplina sino hasta la segunda mitad del
siglo XX. 1951 es el año en que se dan sus inicios formales en la Escuela
Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma
de México, donde la sociología se
imparte ya como carrera profesional junto a otras tres licenciaturas muy
afines: Periodismo, Ciencias Políticas y Diplomacia (hoy Relaciones
Internacionales), habrían de pasar algunos años más para que la sociología ya
como ejercicio académico real aparte de impactar, rindiera sus primeros frutos.
Es hasta 1963 cuando sale a luz la primera investigación de la UNAM ya
verdaderamente sociológica: Pablo González Casanova publica su obra “La
Democracia en México”, punto de arranque de una serie cada vez más numerosa y
rigurosa de importantes obras de sociólogos mexicanos. Es conveniente destacar
que junto al doctor Pablo González Casanova otros personajes tanto científicos
como intelectuales unen esfuerzos en la consolidación de esta importante rama
de las ciencias sociales: Víctor Flores Olea; Francisco López Cámara y alguien
que en especial es muy importante para Tabasco: Enrique González Pedrero.
De esos años a la fecha, la sociología ha tenido avances
vertiginosos. En unas cuantas décadas que suman un poco más de medio siglo,
nuestra disciplina consigue carta de naturalidad. Cincuenta o sesenta años
parecen muchos pero no es así, en otros países la sociología es un ejercicio
sistemático que suma ya más doscientos cincuenta años, por eso, afirmamos al
inicio que en México la sociología es una disciplina relativamente joven.
Pero si en el país la sociología es una disciplina
reciente, en Tabasco lo es todavía más, no es sino hasta 1985 cuando se
apertura la carrera y cuando se empieza a integrar una planta docente para
hacerse cargo del plan y los programas de estudios de esta ciencia en la
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Es 1985 el año que marca la mitad de la
gestión del Lic. Enrique González Pedrero, esos años son para Tabasco de una
complejidad muy particular pues es cuando los síntomas de una economía
compulsivamente petrolizada tienen ya efectos en nuestro entorno: especialistas
mexicanos han llamado a ese periodo el tiempo de la modernización forzada de
Tabasco y del Trópico Húmedo.
Tabasco, una entidad que hasta entonces se distinguía por
una condición de aislamiento que cobijaba una cotidianidad provinciana sin
grandes sobresaltos, ve como irrumpe una modernidad que hace estallar su
aislamiento y que empieza a resentir los
efectos negativos de una condición y economía petrolizadas, situación que
provoca fenómenos sociales complejos e importantes movimientos político
sociales nunca vistos hasta entonces en el edén tropical. Son años de inflación
galopante que colocan a las ciudades tabasqueñas como los lugares con los
costos de vida más altos de la república mexicana, ese incremento en el costo
de la vida vino acompañado de un crecimiento demográfico sin precedentes
producto de la migración de una actividad que como la petrolera requiere de
mano de obra y especialistas calificados en ese ramo. Por supuesto que el
aumento de población trajo también una
demanda creciente de viviendas, bienes y servicios para los que la capital y
las cabeceras municipales tabasqueñas no
estaban preparadas, ni con la infraestructura urbana, ni con los planes y
políticas de urbanización que ese flujo migratorio acarreo. Hay que añadir a
este escenario los cambios y las influencias de tipo cultural que fueron
tomando forma con la llegada de más y más migrantes que traían como es de entenderse
sus identidades propias y sus estilos de vida, que influenciaron y fueron
influenciados a su vez por quienes o provenían de otras entidades o países y
también por supuesto por los elementos y los estilos de vida de la cultura
local.
Pero sin duda los efectos más notorios de la actividad
petrolera en Tabasco, son los impactos ambientales que han tenido consecuencias
sobre el entorno afectando principalmente las actividades tradicionales: la
agricultura. La ganadería y las actividades pesqueras, cuyos productores y
actores han tenido que movilizarse y lo siguen haciendo para que los daños
ocasionados a su entorno y patrimonio les sean reparados. Consecuencia de estos
impactos al ambiente fue el más grande movimiento campesino de Tabasco de todos
los tiempos: El Pacto Ribereño.
Tabasco entra sin proponérselo a la complejidad de una
sociedad que sufre un jalón compulsivo hacia la modernidad a causa de ser
poseedor, en su subsuelo de una
mercancía cada vez más estratégica de un mundo enfilado ya a la globalización:
el petróleo, ese modelo, delega en Tabasco la tarea de producir materias primas
y energía, con las consecuencias de esta división del trabajo en el país y el
continente. En este escenario el tino y visión del entonces Gobernador Enrique
González Pedrero, quien como ya apuntamos en su faceta de académico
universitario, impulsa la apertura de la carrera de sociología en la UJAT. La
apertura e impulso a las carreras de sociología e historia, se dan en medio de
un clima que reclama la formación de especialistas, que sean capaces de dar
respuesta a complicaciones sociales que inciden en una realidad que se
problematiza de forma constante.
Así pues nuestra disciplina nace en el estado en medio de
una vorágine de cambios acelerados en todos los órdenes, cambios que requieren
de un tratamiento profesional y una visión de especialistas preparados y
entrenados para aportar elementos de tratamiento de una realidad cambiante que
trastoca todos los órdenes de una vida y cotidianidad -apenas unos cuantos años antes- quieta y
provinciana.
Es curioso recordar hoy, como en sus inicios, una de las
principales dificultades a vencer para echar a andar la carrera de sociología,
fue el lograr integrar una planta docente con profesionales convergentes con el
perfil y el plan de estudios de una carrera, porque no decirlo, moderna,
innovadora y profundamente humanista. En Tabasco había entonces, muy pocos y
contados profesionales en ciencias sociales y quienes en el estado trabajaban,
estaban ocupados y empleados en otras tareas, fue prácticamente sobre la marcha
como nos fuimos sumando poco a poco quienes estamos a cargo de las actividades
docentes y de investigación. Ya volveré sobre este particular.
A ese escenario compulsivamente cambiante habría que
añadir otro elemento; a pesar de que el espíritu de Tabasco es profundamente
liberal, ese liberalismo local tiene sus vertientes. Si bien la capa ilustrada
–que por cierto es o era minoritaria en estos años- ostentaba como carta de
presentación la herencia liberal de gobernantes e intelectuales fuera de serie,
también es verdad que el Estado durante décadas fue una entidad con una
escolaridad por debajo de la media nacional, donde la ciencia, la cultura y la
educación se volvieron elementos de importancia para remontar atrasos en el
ramo. Aún hoy, es todavía muy discutible la posición que guarda la ciencia, la
educación y la cultura en el estado, y aunque eso es objeto de otros análisis.
Lo que a nosotros, los miembros de la Academia de Sociología nos interesa
puntualizar, es que la carrera nace en un ambiente tradicional, hasta
provinciano y porque no decirlo conservador, no sólo en lo político sino
también en aspectos socioculturales.
Este conservadurismo en el caso de Tabasco, para los
sociólogos se vuelve una condicionante a vencer. La sociología, al menos la que
se impulsa desde la UJAT ha tenido que sortear y superar ese problema. Hay que
partir de una premisa, si existe una carrera que requiere de un ambiente de
libertad y de apertura en todos los órdenes, lo es la sociología. Con estas
características, no es extraño que en ocasiones en su dinámica choque con
estructuras tradicionales, tanto dentro, como fuera de la propia universidad.
La apertura de una carrera como sociología en un lugar de cultura tradicional
como Tabasco tiene que vencer inercias, por ejemplo; quienes están a cargo de las instituciones de
gobierno no están -aún hoy-, lo suficientemente informados sobre lo que puede
aportar la sociología para las acciones y programas que desarrolla el gobierno
y, de cómo esta disciplina puede ser útil
en el diseño, planeación y ejecución de políticas públicas que
contribuyan tanto a la gobernabilidad, como a la satisfacción de demandas y
mejores condiciones de vida, de una población que no termina de padecer las
consecuencias de irrupción de una economía y una sociedad petrolizada.
Todavía desafortunadamente, en pleno siglo XXI, al cumplir tres décadas
de la existencia de la carrera, escuchamos expresiones de quienes perciben a
los sociólogos como “izquierdistas”,
como profesionales “eternamente descontentos” o “críticos”; quien así
enjuicia una disciplina como la sociología, no comprende que un sociologo puede
diseñar y operar programas, proyectos y políticas públicas, con una metodología
que permita lograr mayor eficacia y, si
bien; cuestiona tanto la acción, como las propuestas propias y de otros, lo
hace con el afán de obtener mejores resultados.
Podemos seguir enumerando dificultades, baste con decir
que aparte de lo anotado tuvimos que adaptarnos y manejar muchas circunstancias
que amenazaban con detener nuestro propósito de fortalecer la naciente
carrera. No existía y aún no existen en
la entidad librerías que mantengan actualizada una oferta editorial suficiente,
tan necesaria para el desarrollo de una carrera que necesita actualizarse casi
a diario sobre las propuestas de vanguardia en materia sociológica y que
requiere por su naturaleza de una variedad amplia de lecturas; libros y
revistas especializadas; además de otros insumos como el cine, el arte y
eventos que en el caso mexicano, sólo están en las grandes urbes y en las
ciudades de intenso dinamismo cultural y científico. La red informática,
hoy –por fortuna- facilita un poco el
acceso a estos materiales.
En fin, el camino no ha sido nada fácil, a pesar de la
nobleza y el humanismo que distingue a la sociología, ha sido necesario sortear
carencias, dificultades y necesidades; aquí debo destacar que quienes han sido
los verdaderos salvavidas de todos los obstáculos, han sido orgullosamente los
miembros de la planta docente de la carrera, una planta pequeña -apenas
superamos los veinte maestros- pero su escasa membresía no se iguala en nada
con su profesionalismo y, sobre todo por su pasión por las ciencias sociales.
La planta docente es plural y sumamente calificada, de sus miembros, el 35% tiene grado de
doctor, si agregamos los docentes con grado de maestría tenemos una planta de
más del 80% con estudios de posgrados, la mayoría los obtuvieron en
Instituciones de Excelencia Académica de nuestro país y en el extranjero, los
docentes de la carrera están en constante formación. Además en su mayoría los
profesores son autores de publicaciones individuales y colectivas, también
algunos de ellos pertenecen, al SNI, Al sistema estatal también de investigadores, otros, son
profesores perfil PROMEP, algunos forman parte de Cuerpos Académicos -Uno de ellos consolidado ya-, también
conforman Grupos de Investigación, Los profesores investigadores de sociología
están entregados a su quehacer en las ciencias sociales y, sus integrantes han
ido afinando sus perfiles en términos de las líneas de investigación que están
abordando y desarrollando y más aún,
participan en diferentes encuentros académicos e imparten cursos especializados
más allá de su carga académica formal.
En cuanto a la producción académica y científica los
ensayos y publicaciones de los profesores investigadores de la carrera de
sociología han sido de impacto en Tabasco, los trabajos académicos pueden
sumarse ya por decenas y muchos de ellos son referentes obligados en aspectos
de gobierno y políticas públicas impulsadas en el Estado y hay que decirlo: son
fuente de consulta obligada en distintas investigaciones que están en proceso y
se han realizado sobre la problemática y la realidad tabasqueña. Este esfuerzo
en la producción, es compartido por estudiantes egresados quienes también son
autores de trabajos que abonan a la comprensión de nuestra realidad.
Ligado a esto hay que señalar un aspecto que es
especialmente importante de la sociología en nuestro estado; este es, el ámbito
de la política, en donde tanto profesores como egresados y estudiantes tienen
una acción marcadamente notoria, no sólo como parte de organizaciones
políticas, de partido o ciudadanas y gremiales de todo tipo, en las que poco a
poco han ido dejando huellas de sus prácticas y su condición y perfil de corte
analítico en un escenario que se distingue “en apariencia” en Tabasco, por
estar sumamente politizado y donde los actores y sujetos políticos viven de
manera intensa los hechos que se desatan en el capo de la política. Muchos de
los egresados y profesores están involucrados directamente en la acción
política pues ocupan y han ocupado cargos y responsabilidades a todos los
niveles, incluso han sido en ocasiones sujetos de elección popular. En este
aspecto y con cierto orgullo habremos de apuntar que nuestros estudiantes y
egresados son parte de grupos ciudadanos; asociaciones civiles de defensa de
los derechos humanos, organizaciones ambientalistas y organizaciones de defensa
de minorías diversas y otras que están muy comprometidas con la acción popular
y la lucha por la justicia y la democracia en Tabasco y en el país.
Un ámbito de acción de los sociólogos los hay también quienes activos, inciden en otros ámbitos de capital importancia,
como los medios y su influencia en la generación de discursos sociopolíticos o
en la generación de opinión pública, también están en la docencia; en los
negocios; en el activismo ciudadano; en el activismo y trabajo político, en
fin: nuestros sociólogos están actuando ya a la fecha son más de mil egresados
ya titulados y decenas de ellos, cerca de un centenar de con estudios de
posgrado, en muchos de los ámbitos que
requieren vencer la verticalidad de un esquema que por miedo al cambio trata de
mantener una sociedad a modo.
En cuanto a la producción, nuestra planta docente es
plural y cada vez más profesional; con pasión ha mantenido una práctica y
producción que sin duda impactó ya a Tabasco; los trabajos y ensayos producto
de sus profesores investigadores podían sumarse por decenas; y sin entrar en
detalles de los contenidos de los trabajos y temas abordados, afirmamos que
algunos son ya referentes en aspectos de gobierno y políticas públicas
impulsadas en el Estado, también forman parte y fuente de consulta obligada en
distintas investigaciones que se han realizado o que están en proceso. La planta docente está entregada a su
quehacer en las Ciencias Sociales, sus integrantes han ido afinando sus
perfiles en términos de las líneas de trabajo e investigación que tienden a
seguir desarrollando y abordando. Asimismo la producción académica es
compartida por el esfuerzo de estudiantes y egresados que también tienen un
número importante de publicaciones.
Ligado a esto hay que señalar un aspecto que es especialmente
importante de la sociología en Tabasco: este es el ámbito de la política, en
donde tanto profesores como egresados y estudiantes tienen una acción
marcadamente notoria, no sólo como parte de organizaciones políticas, de
partido o ciudadanas y gremiales de todo tipo, sino sobre todo con trabajos y
ensayos de corte analítico que han venido impactando el quehacer y la práctica
de un estado que se distingue “en apariencia”, por estar sumamente politizado y
donde los actores y sujetos políticos viven de manera intensa los hechos que se
desatan en la entidad, hay que añadir que muchos de los egresados y profesores
están involucrados directamente en la acción política pues ocupan y han ocupado
cargos y responsabilidades a todos los niveles, incluso han sido en ocasiones
sujetos de elección popular. En este aspecto y con cierto orgullo habremos de
apuntar que nuestros estudiantes y egresados son parte de grupos ciudadanos;
asociaciones civiles de defensa de los derechos humanos, organizaciones
ambientalistas y organizaciones de defensa de minorías diversas y otras que
están muy comprometidas con la acción popular y la lucha por la justicia y la
democracia en Tabasco y en el país.
Un número importante de egresados con su trabajo, está
generando y construyendo opinión pública, percepciones e ideas sobre diversos
temas que inciden directamente en la sociedad. Por supuesto que la generación
de opinión pública y ciudadana desde los medios no es un monopolio de quienes
tienen como oficio la sociología, junto a ellos muchos otros profesionales
trabajan en este sentido, pero, por la importancia que estos tienen en la
construcción de la percepción ciudadana, rescatamos su trabajo y análisis,
nuestros sociólogos trabajan intensamente
en los medios como periodistas, analistas editores y directores de revistas y
comunicadores de medios digitales y electrónicos.
No pueden pasar desapercibidos los productos de las
prácticas de campo que hacen los estudiantes en su formación académica y que
resultan en experiencias que intervienen directamente, parar mejorar las
condiciones de grupos y sectores vulnerables, algunas áreas tienen ya
resultados, incluso hay que decirlo, anualmente la Academia de Sociología junto
con los estudiantes realizan trabajos para entregar una distinción a
instituciones o personas que por su
entrega, pasión y trabajo por Tabasco, se hacen merecedores a un reconocimiento
que la comunidad sociológica otorga : “La Jícara”
En Tabasco la Academia de Sociología y la comunidad
sociológica están presentes. El campo y la formación de profesionales de esta
disciplina con el paso del tiempo se consolidan, Esto que decimos no es un
deseo, es una realidad pues hay indicadores que los confirman. De los egresados
hay ya más de mil profesionales titulados y ya lo apuntamos, muchos tienen
posgrados, pero desde las aulas su condición como estudiantes ya están
participando y actuando. En diferentes foros académicos nacionales e
internacionales, varios han sido premiados y distinguidos por sus valiosas
aportaciones. También es una realidad su
presencia en el verano de la investigación científica, ahí han tenido y tienen
la oportunidad de participar en los diferentes estados del país; por otro lado
por medio del programa de movilidad estudiantil han asistido a naciones como España
y Colombia. La presencia de la comunidad sociológica de Tabasco, debido a su
seriedad y responsabilidad ha sido distinguida y se le ha confiado la
organización y realización de tres congresos nacionales de la disciplina.
Aprovechamos la ocasión para invitarles al congreso nacional de estudiantes de
sociología a realizarse en las instalaciones de nuestra división académica el
mes próximo durante los días.
Para nuestra comunidad sociológica, lograr que nuestros
sociólogos tengan calidad y compromiso con Tabasco se vuelven propósito que nos
orienta para procurar que los conocimientos científicos que aporta la
sociología, tengan una aplicación práctica y sirvan para realizar acciones
concretas que tengan como finalidad resolver problemas humanos y sociales, en
donde el saber sea para actuar y transformar a más de propiciar de que el mayor
número posible de –en este caso- tabasqueños se apropie de los conocimientos
que aporta la ciencia y las humanidades para su propia autorrealización
intelectual, personal, grupal y comunitaria en un camino en ciencia y
conciencia estén del mismo lado: del lado de la humanidad.
Como puede verse en este somero recuento, las
dificultades para consolidar la profesionalización y formación de sociólogos en
Tabasco han sido muchas, pero más grandes son todavía los logros de una carrera
y una disciplina joven y reciente, baste con lo expuesto para indicar, que en
materia de búsqueda de modelos que permitan la comprensión y la acción en un
escenario como el nuestro, la sociología debe adaptar y buscar en los años por
venir un discurso o discursos para construir las herramientas con que deberá
enfrentar una realidad compleja, cuyas dimensiones son todavía impredecibles.
En estos años lo hemos venido haciendo y
en los años por venir lo vamos a hacer también, para ello aplicamos nuestra
experiencia y apelamos a la creatividad y las innovaciones de las nuevas
generaciones que vienen impulsando con esfuerzos serios un oficio que no deja
de sorprendernos: El oficio sociológico.
Seguimos aquí. Muchas gracias.